lunes, 1 de septiembre de 2014

Un millón de gotas






Víctor del Árbol
Primera edición: mayo de 2014. 
Segunda impresión: mayo de 2014.
ISBN: 978-84-233-4813-8









La última novela de Víctor del Árbol está siendo, sin duda, el éxito editorial del momento, con tres ediciones en dos meses, y miles de lectores elogiándola. Una gran novela que os animamos a leer.

Lamentablemente, una vez más, nos encontramos con demasiadas erratas y errores que sorprenden negativamente al lector, producto de la falta de rigor en las tareas de corrección que últimamente demuestra Destino, incluso con las obras de sus principales autores.

Esperamos que, ya que no fueron detectados antes de la segunda impresión (suponemos), sean tenidos en cuenta y subsanados en las siguientes.

Hemos comprobado que en la última edición de la novela, aparecida a finales del mes de octubre de 2014, ya están subsanados y corregidos todos y cada uno de los errores (ortotipográficos, de contenido, gramaticales y de unificación) que reseñamos en la presente entrada. 

1.- Contenido


Reseñamos un anacronismo encontrado en una escena que transcurre en 1934, como se indica al principio del capítulo:


Pág. 329

Pág. 335


El «tergal» es una fibra sintética de poliéster, creada por la firma francesa Rhodiaceta (una empresa de Rhône Poulenc), que apareció en el mercado en 1954. El nombre proviene de «Ter» (por poliéster ) y «gal» (por gallicus). El tereftalato de polietileno (la base del poliéster) fue producido y patentado como polímero para la fabricación de fibras por los químicos británicos John Rex Whinfield y James Tennant Dickson en 1941, quienes también participaron en la invención del Terylene el mismo año. Comenzó a utilizarse comercialmente en 1946. 



Pág. 30

Nos sorprende encontrar una incongruencia en los apellidos de dos personajes: el autor nos dice que el suegro de Gonzalo, uno de los protagonistas, se llama Agustín «González».


Pág. 275

Sin embargo, unos capítulos más adelante, cuando Luisa, otra de las protagonistas, le da cuenta a Gonzalo de ciertos datos biográficos, vemos que el padre de Agustín «González» se apellida «Arras», dejando al lector sumido en descifrar esa incongruencia de patronímico.



2.- Errores ortotipográficos

Pág. 32

Sobran las segundas comillas de cierre [desde 1895], al existir ya un entrecomillado anterior.


Pág. 102

[como si fuese un inválido]


Pág. 126


[que no tienen que ver con las hechuras]


Pág. 173


Sobra el guion al final de la línea, puesto que no corta o divide ninguna palabra [con Zinóviev].

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El error del guion en la edición en papel hace que en la versión electrónica las dos palabras sean consideradas como una.


Pág. 197
[cayado] 

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No obstante, en la edición electrónica comprobamos que ya aparece correctamente escrita la palabra «cayado».


Pág. 646

Falta el guion de final de línea que separa la palabra «entonces».

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En la versión electrónica, la falta de ese guion al final de línea lleva a que el vocablo «entonces» sea interpretado como dos palabras.


3.- Errores gramaticales


Pág. 19

Tal como está escrito (refiriéndose a un tipo de pantalón con una hechura determinada que produce ese efecto de «marcar paquete») debería ir junto y en cursiva [marcapaquete].


Pág. 106 

Según la Ortografía de la lengua española (2010) esta palabra se considera monosílaba a efectos de acentuación gráfica, y no debe llevar tilde.
Como veremos en el epígrafe siguiente (Unificación), al referirnos a la palabra «solo», a la que sí se aplica el criterio normativo establecido a partir de 2010, así como a los pronombres demostrativos, que no muestran tildes en todo el libro, resulta incoherente que no se aplique respecto a la palabra «guion».

Pág. 219


[se lo sujetaba]

Pág. 322 

[rodeadas]

Pág. 385


[agradeciéndole] (Solo acompaña a una persona a la puerta).


Pág. 439


La voz castellanizada del vocablo inglés «zoom» es [zum], y así lo recoge el DRAE. Independientemente del juicio que merezca dicha adaptación, como ocurre con muchas otras, ya que aquí está empleado el término inglés, debería haberse escrito en cursiva.

Pág. 607

[entrase]

4.- Unificación


Pág. 11 

Pág. 590


Partiendo del criterio normativo establecido por la RAE tras la publicación de la Ortografía de la lengua española (2010), la palabra «solo», tanto cuando es adverbio como cuando es adjetivo, no debe llevar tilde según las reglas generales de acentuación.


Como se aprecia, a modo de ejemplo, en la primera captura de imagen correspondiente a la página 11, a lo largo del libro se sigue el criterio apuntado, excepto en el adverbio «solo» que aparece en la página 590, el cual está incorrectamente acentuado, constituyendo esta reseña una muestra de falta de unificación.



 Pág. 261


Pág. 351

Pág. 570

Pág. 650


Según el DPD los nombres comunes genéricos que acompañan a los nombres propios geográficos (ciudad, río, mar, océano, sierra, cordillera, cabo, golfo, estrecho, etc.) deben escribirse con minúscula.

En el caso de la página 261, al tratarse de la información de un prospecto, se podría aceptar la mayúscula como un nombre genérico en lenguaje publicitario. 

En el resto de los casos lo correcto sería el uso de la minúscula [cayos de Florida] y, en ningún caso, «Cayo de Miami» puesto que entre los, aproximadamente, 1700 cayos que se extienden al sur de Miami no hay ninguno con dicho nombre.

El cayo mayor y más alejado de la península es Cayo Hueso (en inglés Key West) que al ser nombre oficial sí se escribe con mayúscula.


5.- Sugerencias de estilo


 Pág. 526


Si bien en un lenguaje coloquial se sobrentiende que quienes preguntaban a los vecinos eran los policías que habían acudido al lugar de los hechos  y no su «coche», estimamos que hubiese sido más correcto escribir [y unos policías preguntando a los vecinos].

Pág. 527


Se produce una elipsis al omitir la palabra «vehículos» (o «coches») antes de «prioritarios» que puede confundir al lector. De mantenerse tal y como está escrito, lo correcto sería remarcar dicha palabra con cursivas [prioritarios] como vocablo utilizado en la jerga policial.




¿No creéis que una gran obra pierde parte de su grandeza cuando muestra erratas y errores gramaticales perfectamente evitables?

¿Dedican las editoriales suficientes medios y esfuerzos a la corrección de los textos? ¿Qué opináis?


+++

4 comentarios:

  1. Hola:
    Estupenda entrada.
    Solo quería apuntar que los «prioritarios» creo que se refiere a las luces prioritarias azules giratorias o intermitentes que llevan los vehículos en el techo, que aquí estaría en masculino tal vez por considerar como referente «faros» en lugar de «luces».
    Saludos cordiales.

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  2. Gracias por tu apunte, Francisco. En efecto, tu interpretación sería admisible por cuanto habla de «destellos», pero entendemos que «prioritarios» se refiere a «vehículos» porque son estos (policía, bomberos, asistencia sanitaria...) los que, según el art. 68.2 del RGC, advierten de su presencia mediante la utilización simultánea de la señal luminosa y del aparato emisor de señales acústicas especiales.

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  3. Un consejo: sé cauta con este tipo de blogs y comentarios; lo que haces con esto es poner en evidencia al corrector, al que (te lo aseguro) habrán pagado poquísimo por hacer este trabajo en poco tiempo. Es el que cargará con las consecuencias. Respeta a los compañeros. Eso sí, quizá tú puedas conseguir su trabajo: felicidades.

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    1. Precisamente, el objetivo del blog no es la crítica a la labor del corrector profesional, sino poner en evidencia a las grandes editoriales por otorgarle a la función correctora un papel secundario en el proceso de edición, dando como resultado libros plagados de errores, tal como demostramos. Nuestra pretensión es reivindicar el derecho de los lectores a obtener un producto sin taras, en justa contraprestación al precio que pagan. Nosotros, antes que correctores somos lectores.

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